lunes, 16 de agosto de 2010

Supermercado

En algunos casos tomar decisiones es mas fácil de lo que uno cree, se trata mas bien de gritar al aire un deseo propio o simplemente comentar una afirmación o negación sobre un tema.

En otro casos las decisiones son un poco mas complejas, hoy hare hincapié en una en particular, una decisión para algunos muy dficil de tomar, para otros no tanto.

Es para mí una decisión que no se toma de un día para el otro, sino que es consecuencia de pequeños actos y situaciones que inevitablemente nos derivan a la toma de la misma.

Estoy hablado de la decisión de ir al supermercado.

Cuando uno se da cuenta que ya no puede estirar más esta decisión??? Aquí algunas situaciones que nos explican el tema.

En medio de la rutina uno comienza a sentir hambre, en su cuerpo siente como el espíritu de Doña petrona se hace presente y un deseo inexplicable de ser la hermana gemela de Doly berreteaga nos abre una puerta al mundo de las recetas… uno quiere cocinar cosas que tal vez nunca comió pero siente la necesidad de explorar este nuevo sentimiento culinario. En los casos más graves se llega a la exploración por medio de la net para adquirir alguna receta perdida, un tesoro de un valor inalcanzable, mayormente en calorías. No importa el tiempo con el que uno cuente ni la dieta que siempre pensamos llevar a cabo, ese día es el día para ser chef.

Lamentablemente todo esto se desvanece cuando nos damos cuenta que solo contamos con leche, harina y aceite.

Con la decepción a cuestas uno decide tomarse un baño, relajarse y tal vez perdamos el apetito en el camino. Y aquí es donde uno más se da cuenta de las carencias.

Al entrar vemos casi con nostalgia un rollo de papel higiénico mostrando su color madera, ese que debería estar cubierto por hojas y hojas de un suave y casi esponjoso papel que ya no está. Tampoco están las servilletas que hemos de usar al acabarse el papel, ni hablar del rollo de cocina que tomamos como tercera y casi desesperada solución, olvidándonos, de aquella suavidad de la que gozábamos tiempo atrás. Finalmente nos contentaremos si al buscar en algún bolsillo encontramos un pañuelito que será rápidamente sacrificado.

Abrimos la ducha, nos metemos disfrutando del tibio masaje y cuando se comienza a buscar el jabón surge otro problema.

Generalmente lo que quedo del jabón es una lámina casi imperceptible la cual deberíamos tomar con cuidados quirúrgicos, se desarma en nuestras manos antes que podamos darnos cuenta. Inevitablemente comenzamos a pensar en donde estarán esos pequeños jaboncitos que alguna vez te robaste del hotel y los guardaste con la intención de hacerte el internacional, el gran anfitrión, y ponerlos en el toilette para alguna visita.

Ni hablar del shampoo y la crema enjuague, en caso de ser hombre tendrás mas suerte y solo te preocuparas por el primero, en caso de ser mujer serán dos los problemas. Miras a tú alrededor y la colección de botellitas no te devuelve la imagen que esperas. Si, están todas vacías y otra pregunta surge en tu mente. Porque no las tire a la mierda?????

Seguramente los sobrecitos que en algún momento compraste en el kiosco estarán junto a esos jaboncitos en algún lugar estratégico que elegiste pensando que sería el primer lugar en el que se te ocurriría buscar en caso de necesitarlos. Lo que uno no piensa es en la situación en la que uno se va a encontrar cuando los necesita. Estoy bajo la ducha, con hambre, no tengo ni para lavarme la cabeza y encima me tengo que poner en detective, para recordar en donde deje las cosas.

Salgo de la ducha totalmente decepcionado, pero una idea viene a mi mente, que olor hay que un desodorante no pueda disimular???

Voy en carrera a buscar el desodorante y obviamente esta vacio. Ya no me sorprendo, me siento en la cama y mientras me visto recuerdo esos buenos tiempos en donde por no ser rata y convertirme en un derrochador arroje al olvido aquel desodorante por otro nuevo, lleno, pesado que ahora no me sirve de nada.

Casi de memoria me dirijo a la puerta y recién en ese momento hago carne la decisión. Ya no queda otra…. Es tiempo de ir al supermercado.

2 comentarios:

  1. terrrrrrible el vertiginoso momento en que nos encontramos sin papel . definitivamente, ese es mi punto límite para visitar al chino .

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  2. La falta de jabón puede suplirse bien con un shampoocito de esos que ya nadie usa, bien porque no se conocian y terminaron siendo cual detergente o bien porque abaron por tener un aroma horrendo!!!! Aguante el champú (pero el que tiene burbujitas :P)

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